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Transcripción | Mark Sanderson: Lo más importante es lo que hay en el corazón (Sal. 51:6)


João123

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Mark Sanderson: Lo más importante es lo que hay en el corazón (Sal. 51:6)

 En la actualidad, a la gente le preocupa muchísimo su imagen.
Aunque parezca mentira, se calcula que a nivel mundial el sector de la cosmética genera unos 400.000 millones de dólares al año.
Pero, para Jehová, ¿dónde está la belleza, la verdadera belleza de las personas?
En el texto de hoy, que está en 1 Pedro 3:5, hemos visto que dice, fíjense: “Así se adornaban las mujeres santas del pasado que ponían su esperanza en Dios”.
“Así se adornaban…”.
¿De qué hablaba Pedro aquí?
Lo podemos ver en los versículos anteriores, los versículos 3 y 4: “Que su adorno no sean cosas externas —peinados trenzados, adornos de oro y ropa lujosa—, sino que sea la persona secreta del corazón con el adorno incorruptible de un espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios”.
¿Cuál es la idea?
Que lo más importante para Jehová no es nuestra belleza exterior —los adornos, la ropa que nos ponemos y cosas así—, sino lo que somos en nuestro interior.
Como recordarán, cuando Samuel fue a ungir a uno de los hijos de Jesé para hacerlo rey, le impresionó mucho uno de ellos: Eliab.
Ese era el punto de vista de Samuel, pero ¿y Jehová?
¿Vería las cosas de la misma manera?
Veámoslo en la Biblia.
Leamos juntos 1 Samuel 16:7.
Dice: “Pero Jehová le dijo a Samuel: ‘No te fijes en su apariencia ni en lo alto que es, porque lo he descartado.
Dios no ve las cosas como las ve el hombre.
El hombre ve lo que tiene ante los ojos, pero Jehová ve el corazón’”.
Entonces, ¿qué hace que una persona sea bella para Jehová?
Pues lo que esa persona es por dentro.
Es lo que Pedro llama “la persona secreta del corazón”.
En la Biblia encontramos muchas expresiones parecidas a esta.
Veamos algunos ejemplos.
Salmo 51:6 dice: “A ti te encanta encontrar verdad en el corazón de una persona; enséñale verdadera sabiduría a lo más profundo de mi ser”.
Y 2 Corintios 4:16 dice: “Por lo tanto, no nos rendimos.
Aunque la persona que somos por fuera vaya desgastándose, la persona que somos por dentro sin duda va renovándose cada día”.
Por último leamos Romanos 7:22.
En este versículo Pablo dice estas palabras: “Al hombre que soy por dentro de veras le agrada la ley de Dios”.
Todas estas expresiones en realidad se refieren a lo mismo: a la persona que somos por dentro, “la persona secreta del corazón”.
Nuestro Dios ve lo que hay en el corazón de las personas.
Él se fija en nuestro interior, en “la persona secreta”.
De hecho, 2 Crónicas 16:9 dice que “los ojos de Jehová están vigilando toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de los que le sirven con un corazón completo”.
¿Qué significa?
Significa que Jehová ve “la persona secreta del corazón” de todas las personas de este planeta.
Y puede ver todo lo que hay dentro.
Así que ¿se imaginan?
¿Pueden siquiera imaginar lo que siente Jehová cuando ve lo que hay en esos millones de corazones?
Tiene que ver cosas horribles, porque fíjense en lo que dijo Jesús en Mateo 15:19, 20.
Dijo: “Por ejemplo, del corazón salen razonamientos malvados: asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, robos, falsos testimonios y blasfemias”.
Así que, cuando Jehová, entre esos miles de millones de corazones, se encuentra uno que quiere servirle, que está lleno de amor por él, que está dispuesto a adaptarse, a cambiar, para agradarle, ¿se imaginan lo contento que se debe poner?
Pensar en esto nos recuerda que, para nosotros, lo más importante no debe ser nuestra apariencia, sino la persona que somos por dentro.
Como dice la canción: “Lo que cuenta para Dios siempre es el corazón”.
Y algunos de nosotros agradecemos que no se fije en nuestro exterior, ¿verdad?
Por eso, debemos esforzarnos, debemos evitar preocuparnos demasiado por nuestra apariencia y la de los demás.
Y esta mañana me gustaría hablarles de un tema en concreto, donde se nota que a la gente le importa mucho el exterior.
Y es todo lo relacionado con sacarse fotos.
Seguro que a todos nos gusta sacarnos una foto cuando estamos con un grupo de amigos o con nuestra familia...
Así tenemos un bonito recuerdo de ese día, ¿verdad?
No sé a ustedes, pero a mí me gusta mucho ponerme a ver las fotos que tengo de los buenos momentos que he pasado con mis amigos y mi familia.
Pero la llegada de los smartphones o teléfonos inteligentes ha hecho que prácticamente todas las personas tengan a mano una cámara en cualquier momento y situación.
¿Por qué decimos esto?
Bueno, quizá recuerden que hace algunos años el hermano Herd dijo en un discurso de Galaad lo difícil que es para los miembros del Cuerpo Gobernante y sus esposas y para otros hermanos con responsabilidades que tantos hermanos y hermanas quieran sacarse fotos con ellos.
¿Y recuerdan algo que dijo?
Dijo que esto era sufrir “por causa de la justicia”.
Bueno, quizá todos nos reímos cuando el hermano Herd lo dijo.
Pero en realidad estaba intentando ayudarnos.
Quería ayudarnos a entender algo importante.
La pregunta es, hermanos, ¿de verdad lo entendimos?
Recuerdo que el mismo día del discurso del hermano Herd en la graduación de Galaad, varios hermanos se me acercaron después y me dijeron: “¡Qué gracioso lo que dijo el hermano Herd sobre las fotografías!, ¿no?
¿Podemos sacarte una foto?”.
Por eso, hermanos, ¿de verdad lo entendimos?
Y después se volvió a hablar de este tema en una Atalaya. En la edición de estudio de enero del año 2016 apareció esta foto.
Quizá la recuerdan.
Y debajo de la foto había un párrafo que decía: “Es natural que nos sintamos contentos cuando tenemos la oportunidad de hablar con estos hermanos y sus esposas, pero no nos iríamos al extremo de tratarlos como a los famosos.
Por ejemplo, no les pediríamos que autografiaran o firmaran nuestra Biblia o un libro.
Tampoco les tomaríamos fotos sin su permiso —por ejemplo, mientras estuvieran comiendo— y mucho menos nos abriríamos paso a empujones para conseguir una foto con ellos.
Todo esto sería una falta de respeto, de buenos modales y de amor.
Si actuáramos así, demostraríamos que hemos olvidado la razón por la que nos visitan y el duro trabajo que hacen por nosotros.
Además, ¿qué pensaría alguien que llegara por primera vez a una asamblea?”.
Bueno, este párrafo nos hace pensar bastante, ¿verdad?
Pero no quiero que se malinterprete.
A los miembros del Cuerpo Gobernante, a sus esposas y a otros hermanos con responsabilidades nos encanta visitar a los hermanos y pasar tiempo con ellos.
Pero ¿te imaginas entrar en una sala con, pongámosle, 10.000 personas, donde todos saben quién eres, donde fácilmente el 5 o el 10% de las personas quieren sacarse una foto contigo?
¿Te imaginas lo difícil que puede ser eso para un hermano, y sobre todo para su esposa?
¿Y qué podemos hacer?
Tenemos la oportunidad de imitar a Jehová y valorar a las personas, no por su exterior o apariencia, sino por sus bonitas cualidades espirituales.
Y, si las valoramos por eso, ¿qué haremos?
En ese caso, guardaremos nuestra cámara y aprovecharemos la oportunidad para estar con estos queridos hermanos y sus esposas y nos animaremos “unos a otros”.
Será una bonita manera de demostrar que imitamos a nuestro Dios, Jehová, y que lo que más nos importa es “la persona secreta del corazón”.
 

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