● João123 Publicado Julio 13 Compartir Publicado Julio 13 Kenneth Flodin: Andemos de acuerdo con el espíritu (Gál. 5:16) Busquen conmigo Gálatas 5. El texto de hoy está en el versículo 26, pero leamos primero lo que dice Gálatas 5:16: “Así pues, les digo esto: sigan andando de acuerdo con el espíritu y así no harán realidad ningún deseo de la carne”. Andar “de acuerdo con el espíritu”. ¿Qué significa esto? No tiene nada que ver con cómo usamos nuestros pies para caminar. En este caso andar se refiere a un estilo de vida, a nuestra conducta, a nuestro comportamiento. Así que, si nos comportamos “de acuerdo con el espíritu”, no haremos realidad “ningún deseo de la carne”. Claro, Pablo no dijo que no íbamos a tener deseos de la carne. Puede que sí estemos luchando con algunos deseos incorrectos. Lo que quiso decir es que, si seguimos la guía del espíritu, no nos dejaremos llevar por esos malos deseos. Dijo: “No harán realidad ningún deseo de la carne”. Pero ahora leamos los versículos 19 a 21 del capítulo 5. Aquí se mencionan específicamente 15 obras o actitudes malas a la vista de Jehová. Estos son como jugadores del equipo de Satanás. Y estos jugadores no juegan limpio. Son tramposos y juegan sucio. Son acciones y actitudes moralmente despreciables y asquerosas, tal y como es Satanás. Versículos 19 a 21: “Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, y son la inmoralidad sexual, la impureza, la conducta descarada, la idolatría, el espiritismo, las enemistades, las peleas, los celos, los arrebatos de ira, las riñas, las divisiones, la formación de sectas, la envidia, las borracheras, las fiestas descontroladas y cosas como estas”. Quince obras o actitudes negativas, ofensivas, sucias y también inmorales que a nuestro Dios, Jehová —que es limpio, puro y santo—, le desagradan. Es como si Satanás tuviera un equipo de fútbol y las obras de la carne fueran sus jugadores. Claro, en un partido de fútbol normalmente hay 11 jugadores por equipo. Pero aquí tenemos 15 obras o actitudes, y todas ellas llevan puesta la camiseta de Satanás. Son sus jugadores favoritos. Pero ¿se dieron cuenta de que en el versículo 21 dice “y cosas como estas”? Así que, en realidad, hay más de 15 “obras de la carne”. Estos otros son como esos jugadores que están sentados en la banca o calentando, que están esperando a que Satanás los llame, a que entren en la cancha y hagan sus crueles jugadas contra nosotros. El texto de hoy habla de uno de esos jugadores sustitutos. Veamos el versículo 26. Esta también es una obra de la carne como las que leímos antes. Dice: “No nos volvamos egocéntricos”. Esta es una obra de la carne que está ahí sentada en la banca. Y, si tenemos la tendencia a ser personas egocéntricas, Satanás lo usará en nuestra contra. ¿Y cómo se comporta una persona egocéntrica? Sigamos leyendo el versículo 26: “Fomentando competencias entre unos y otros y envidiándonos unos a otros”. Así que, tal como pasa en un equipo de fútbol, estas “obras de la carne” hacen jugadas entre ellas. De hecho, si se fijaron, en el versículo que acabamos de leer, el 26, vemos que al egocentrismo y a la envidia les gusta jugar juntas. Les gusta mucho pasarse la pelota la una a la otra. Y ¿qué significa ser egocéntrico? La nota de estudio de la Biblia en inglés explica que la palabra griega que se traduce como “egocéntrico” significa literalmente “lleno de una gloria vacía o vana”. Según un diccionario, se aplica a alguien que tiene una visión exagerada de sí mismo, que es vanidoso o arrogante. Gloria vacía. Así que la persona egocéntrica es como un globo inflado que se ve grande, pero en realidad solo es aire. Y aquí mismo, en Gálatas, se describe bien a este tipo de personas. Leamos el capítulo 6, versículo 3: “Porque, si alguien se cree que es algo [o sea, es egocéntrico] cuando no es nada [está vacío], se está engañando a sí mismo”. Así que la persona egocéntrica siempre está compitiendo con los demás, siempre está tratando de demostrar que es mejor que los demás. Pero al final no es más que un simple fanfarrón. Busqué la palabra competencia en un diccionario en inglés, y la definición que daba era esta: “Rivalidad o contienda entre dos o más personas por conseguir lo mismo, especialmente entre quienes tienen circunstancias similares”. Y parece que esto es cierto. Por ejemplo, ¿qué haría un siervo ministerial que es un poco egocéntrico? No va a tratar de competir con los ancianos, más bien, sea que se dé cuenta o no, tratará de competir con otros siervos ministeriales. Y los ancianos no compiten con el superintendente de circuito, ni el superintendente de circuito con los hermanos del Comité de Sucursal…, y así. Entonces lo que hay que hacer es fijarnos en cómo nos comportamos cuando estamos entre personas con circunstancias similares a las nuestras. Y seamos claros sobre lo serio que es esto. El equipo de Satanás —“las obras de la carne”— no es un equipo de fútbol jugando en una cancha. No, ese solo es un ejemplo para entender cómo trabajan juntas para vencernos mientras andamos de acuerdo con el espíritu. Las tentaciones que nos pone Satanás —los deseos de la carne y cosas como esas— en realidad no están jugando en un campo de fútbol, sino luchando en un campo de batalla. Satanás está en guerra contra nuestra personalidad cristiana. Por eso, en Efesios 6, el apóstol Pablo no habla de ponernos una camiseta, sino que habla de una “armadura” que debemos llevar siempre puesta. Pero fijémonos en el contexto del texto de hoy, Gálatas 5. ¿Qué más nos ayudará a luchar contra “las obras de la carne”, incluyendo la tendencia a ser egocéntricos? Eso es, ya lo saben, “el fruto del espíritu”, del que se habla en los versículos 22 y 23. Leámoslo juntos: “Por otra parte, el fruto del espíritu es amor”. Y ya solo esa cualidad, el amor, nos ayuda a contrarrestar todas “las obras de la carne”. Pero además se le suman “felicidad, paz [que fue el tema de la asamblea regional del 2022], paciencia, amabilidad, bondad, fe, apacibilidad, autocontrol”. Y noten: “No hay ley en contra de esas cosas”. “Esas cosas”. Así que, tal como pasa con “las obras de la carne”, en esta lista de cualidades del “fruto del espíritu” no está todo incluido. El espíritu santo puede producir en nosotros otras cualidades que también forman parte de su fruto. Así que, hasta ahora, hemos aprendido que el egocentrismo es una obra de la carne que debemos esforzarnos por rechazar. Recordemos el primer texto que leímos, Gálatas 5:16, andemos “de acuerdo con el espíritu” y así no haremos realidad “ningún deseo de la carne”. La Atalaya del 15 de marzo de 2010 puso una comparación muy buena. Utilizaba el ejemplo de un agricultor que tiene que trabajar duro para cultivar la tierra y obtener fruto. Del mismo modo, nosotros tenemos que trabajar duro para cultivar “el fruto del espíritu” en nuestra vida. Pero no basta con solo esforzarnos por ser mejores personas. Es como el agricultor: aunque trabaje mucho, sin sol no logrará nada. El artículo explicaba que el espíritu santo es como los rayos del sol que brillan sobre nosotros mientras nos esforzamos por evitar “las obras de la carne”. Esos rayos brillan sobre la tierra que nos estamos esforzando por cultivar. Entonces, “el fruto del espíritu” germina y comienza a crecer, y produce en nosotros no solo las cualidades que aparecen en Gálatas, capítulo 5, sino muchas más. Así vamos pareciéndonos más y más a Cristo. Y no, no vamos a caer. No vamos a entrar en el juego de Satanás. De hecho, ni nos acercamos a su cancha. Y, aunque todavía somos imperfectos y tal vez tengamos malos deseos o malas tendencias, no dejamos que nos ganen. No dejamos que nos venzan. Luchamos contra ellas, incluyendo la tendencia a ser egocéntricos. Citar Link to comment Compartir en otros sitios Más opciones para compartir...
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