Jump to content

Transcripción | Seth Hyatt: Seamos humildes y estemos contentos en cualquier circunstancia (Filip. 1:10)


João123

Recommended Posts

Seth Hyatt: Seamos humildes y estemos contentos en cualquier circunstancia (Filip. 1:10)

 El apóstol Pablo escribió su carta a los filipenses cerca del año 60 o 61 de nuestra era.
¿Qué lo impulsó a escribirla?
Un regalo.
La congregación de Filipos le envió el regalo a Pablo —que estaba en Roma— mediante Epafrodito, un miembro de la congregación.
En su carta a los filipenses —que hoy podemos leer en la Biblia— el apóstol felicita a los hermanos por su espíritu de sacrificio, por su generosidad… y repetidas veces les da las gracias.
Les agradece todo lo que ellos hicieron por él.
Las palabras que leemos en el texto para el día de hoy forman parte de una oración a Dios que Pablo hizo a favor de los filipenses.
Leámosla juntos.
Los invito a acompañarme al capítulo 1 de la Carta a los Filipenses.
Filipenses 1, leamos el versículo 9.
Pablo dice: “Esto es lo que sigo pidiendo en mis oraciones”.
Y a continuación vemos que pide tres cosas diferentes.
Veamos la segunda en el versículo 10: “Que se aseguren de qué cosas son las más importantes [“cosas”, en plural] para que no tengan ningún defecto y no hagan tropezar a otros hasta el día de Cristo”.
Qué bonita oración, ¿no les parece?
Ahora bien, nos deja pensando.
¿Cuáles son las cosas “más importantes”?
Hay algo que es cierto: nuestras circunstancias hacen que tengamos distintas prioridades.
Y los siervos de Jehová alrededor de todo el mundo tenemos muchísimas circunstancias diferentes.
Pero no importa en dónde vivamos —sea en Argentina, en Zambia o en cualquier otro lugar— hay prioridades que todos los testigos de Jehová tenemos en común.
Son cosas que para nosotros son muy importantes.
Pensemos en algunas: la santificación del nombre de Jehová, el cumplimiento de su propósito, la unidad de la congregación… Estas son prioridades para un testigo de Jehová, todas ellas.
Pero, con esta carta, ¿cómo ayudó el apóstol Pablo a los cristianos de la congregación de Filipos a fijar bien sus prioridades?
¿Y cómo nos ayuda hoy a hacer lo mismo?
Les propongo algo.
Analicemos dos cualidades relacionadas entre sí que menciona el apóstol Pablo en su carta.
Y, mientras las analizamos, nos vamos a dar cuenta de que se encuentran entre las cosas más importantes para todo cristiano.
La primera la hallamos en Filipenses, capítulo 2.
Busquémoslo juntos.
Vamos a Filipenses 2:3.
Pablo dice: “No hagan nada motivados por un espíritu conflictivo o egocéntrico, sino que humildemente piensen que los demás son superiores a ustedes”.
Humildad, una hermosa cualidad.
¿Por qué diríamos que la humildad está entre las cosas “más importantes”?
Porque la humildad no puede faltar para que haya unidad y paz.
Y la unidad de la congregación es importante para nosotros.
Pero, entonces, ¿qué es la humildad?
La palabra griega podría traducirse literalmente como “humildad mental”.
Y es que es algo que tiene que ver con nuestra forma de pensar, con cómo nos vemos a nosotros mismos en relación con los demás.
¿Y cómo se veía Jesús a sí mismo en relación con los demás?
Recordemos que él dijo que “no vino para que le sirvieran, sino para servir”.
¿Verdad que todos quisiéramos tener la misma actitud que Jesús?
Por ejemplo, aquí en Betel, ¿no es cierto que nos vemos todos como parte de una gran familia?
Trabajamos juntos, hombro a hombro.
Lo mismo sucede en cada una de nuestras congregaciones.
Nos vemos como parte de un equipo; trabajamos hombro a hombro.
Y, en un cuerpo de ancianos, ¿cómo nos vemos a nosotros mismos?
Como parte de un equipo.
Estamos bien conscientes de que somos una partecita del todo, de un cuerpo.
Y cada día nos sobran las oportunidades para mostrar humildad, para demostrar que tenemos esa misma actitud.
Por ejemplo, como todos somos descendientes de Adán, todos cometemos errores.
¿Y no es verdad que para reconocer un error se requiere mucha humildad?
Sí.
¿Y verdad que eso contribuye a la paz y a la unidad?
Sin duda alguna.
¿Qué hay de pedir perdón?
¿No es cierto que hace falta mucha humildad para pedir perdón, en particular si pensamos que en realidad la otra persona es culpable de lo que pasó o tan culpable como nosotros?
Claro, pero, para mantener la paz, ¿qué sería lo mejor?
Mostrar humildad y pedir perdón.
Y, además, a lo largo del día podemos mostrar humildad de muchas otras formas.
Y, si somos humildes, ¿qué logramos?
Promovemos la paz, contribuimos a la unidad y nos aseguramos de que estamos cumpliendo con las cosas “más importantes”.
Ahora hablemos de la segunda cualidad.
Pablo la menciona en su Carta a los Filipenses, capítulo 4.
Leamos juntos lo que dice Filipenses 4:11: “No digo esto porque esté pasando necesidad, pues he aprendido a estar contento sean cuales sean mis circunstancias”.
Pablo conocía un secreto.
El secreto es estar contentos.
¿Y qué es eso?
Bueno, podría decirse que es aprender a estar satisfechos.
Pablo había descubierto cómo lograr esto.
Por el contexto, sabemos que aquí Pablo estaba hablando de cuestiones materiales, de obtener las cosas básicas para el día.
Pero sus circunstancias no eran nada fáciles cuando él escribió esta carta.
Aun así, era importante para él estar satisfecho en cualquier situación.
De hecho, sus palabras fueron: “He aprendido a estar contento sean cuales sean mis circunstancias”.
¿Y dónde estaba cuando escribió a los filipenses?
En prisión.
Era un prisionero en Roma.
En el libro de Hechos, en el capítulo 28, leemos que Pablo estaba en una “casa alquilada” y que tenía cierta libertad para predicar.
También sabemos que podía escribir cartas a sus amigos y a las congregaciones de aquella época.
Eso no parece tan malo.
Sin embargo, en la Carta a los Filipenses, Pablo dice que estaba en “cadenas de prisión”.
Y en la Carta a los Efesios, que él escribió en la misma época, también menciona “cadenas”.
Todo parece indicar que Pablo estaba encadenado a un soldado romano.
No podía irse ni moverse con libertad.
Esas no eran las mejores circunstancias.
Pudo haberse desanimado.
Podría haberse puesto a pensar que no estaba cumpliendo con la comisión que se le había dado como apóstol a las naciones.
Pero, en vez de eso, se concentró en lo que sí podía hacer con la ayuda de Jehová, y así contribuyó al cumplimiento del propósito divino.
¡Cuánto podemos aprender de Pablo!
Les cuento algo.
Cuando Abby y yo nos casamos, éramos precursores y predicábamos en una zona rural.
Estuvimos ahí varios años, y la asignación fue todo un desafío.
Llegó un momento en el que empezamos a angustiarnos, a sentirnos muy poco contentos.
Y otros precursores con muy buenas intenciones nos animaban a irnos.
Ellos nos decían: “Váyanse a una ciudad.
Ahí van a progresar más”.
Pero un hermano mayor nos dio un consejo muy bueno.
Nos ayudó a descubrir el secreto de sentirnos contentos.
Ese consejo nos salvó en sentido espiritual.
En esa asignación aprendimos muchísimas lecciones que siguen siendo útiles para nosotros hasta el día de hoy.
Para concluir, todos podemos aprender a estar satisfechos.
Y todos podemos cultivar humildad.
Si lo hacemos, estaremos seguros de que estamos cumpliendo con las cosas “más importantes” y de que contaremos con la bendición de nuestro Padre, Jehová.
 

Link to comment
Compartir en otros sitios

Unete a la conversación

Tu puedes dar tu opinión de este archivo y registrarte después. Si ya tienes una cuenta, conectate.

Invitado
Responder a este tema...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Tu contenido anterior ha sido restaurado.   Limpiar el editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.

×
×
  • Crear Nuevo...