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Lunes 13 de abril
Sean de un mismo ánimo y parecer, compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal, siendo tiernamente compasivos, de mente humilde (1 Ped. 3:8).
Cuando pasa la temporada de la Conmemoración, es conveniente que nos preguntemos: “¿Cómo puedo imitar mejor el amor de Jesús? ¿Pienso más en las necesidades de mis hermanos que en las mías? ¿Espero demasiado de ellos, o tomo en cuenta sus límites?”. Copiemos siempre el ejemplo de Jesús y mostremos empatía. Dentro de poco, ya no será necesario volver a conmemorar la muerte de Cristo. Cuando Jesús “llegue” durante la gran tribulación, llevará al cielo a “los escogidos” que aún estén en la Tierra. A partir de ese momento, dejará de celebrarse la Conmemoración (1 Cor. 11:26; Mat. 24:31). Podemos estar seguros de que, incluso cuando ya no se celebre la Cena del Señor, recordaremos con cariño esta sencilla ceremonia como un símbolo del mayor ejemplo de humildad, valentía y amor que jamás haya mostrado un ser humano. w19.01 25 párrs. 17-19